Wednesday, May 28, 2008

NOSOTROS


¿Te acuerdas? Íbamos a refundar la ciudad. Éramos los más bellos y sensibles, una tropa de almas canallas dispuestas a todo por cambiar de lugar las estatuas. Levantaríamos las espadas y insuflaríamos a las tropas. Aún nos veo borrachos caminando por las calles preguntándonos ingenuamente qué diablos sería el amor. Éramos agua en estado puro. Íbamos a lavar los pies de las más hermosas y saldríamos a conquistar imperios para ellas. Porque los héroes llenaban papeles con poemas robados a los luminosos y los hacíamos pasar por propios sin vergüenza alguna. El vino fue la sangre que bebíamos en la homilía de los valientes. Íbamos a morder corazones, dejarnos estrujar entre las piernas más bellas.

Poco y nada de esos somos hoy y poco y nada importa. La verdad ya nada importa mucho.
Habíamos leído innumerables veces finales como estos. Sabíamos que seríamos fruta en el suelo picoteada por pájaros, habitada por gusanos. Estamos solos, pero no solos. Más bien abandonados por nosotros mismos. Como todos. Al menos por un par de días fuimos los mejores.

¿Te acuerdas? Íbamos a refundar la ciudad pero la ciudad nos tomó por sorpresa. Lo sabíamos. Lo sabíamos. Todo acabó rápidamente. Subestimamos el poder del oponente y nos quedamos dormidos el día del enfrentamiento. Caballos de realidad pasaron sobre nuestras carpas y quedamos indefensos ante las lanzas del enemigo.

Hoy somos estatuas de los que fuimos mojándonos en la lluvia, fríos, solitarios, endurecidos. Pero de cuando en cuando viene esa gente extraña que dice discursos y nos deja flores. A veces estamos a punto de dejar caer una lágrima pero reculamos. Porque los héroes, amigos míos, rara vez lloran. Y aunque les duela el presente o el peso de este destino, volvemos a vernos jóvenes, fuertes y canallas alzando con alegría nuestras casi vacías copas de vino.

Sunday, May 18, 2008

HELLO, I LOVE YOU



De vuelta al blog. A hablar. No se sabe bien por qué, pero por algo será,
dicen en el comando de la resistencia.
Porque algo habrá que hablar.
Sobre alguna cosa. Sobre las traiciones.
Y los perdones.
Y los sueños.
Y las despertadas.
Y tus piernas.
Y las conversaciones con perros.
Y la espada en la mano.
Y la boca en el barro.
Y Peter Sellers.
Y el fan club de los ángeles.
Y el olor en un cuello.
Y el viaje con cera en los oídos
amarrado a un mástil.
Y el rayo de luz.
Y el túnel.
Y el sabor de la victoria.
Y la medusa en el reflejo del escudo.
Y la digestión del dolor.
Y sobre ellos, los forajidos celestes.
Y los otros, los santos de negro.
Y esos, los correctos pusilánimes.
Y nosotros, los testigos del alba.
A veces de fiesta, a veces como ánimas.